Literatura - Unidad 2 - "Géneros y corrientes literarias" 1.3.2

*5.-Realismo


Hasta 1940 la literatura que se hace en Latinoamérica es eminentemente realista y trata temas como el conflicto entre el hombre y la naturaleza, problemas sociales de pobreza y marginalidad, problemas políticos derivados de dictaduras, colonización de la economía, etc. Se distinguen cuatro tipos de novelas realistas:

♦ Novelas de la Revolución Mexicana Entre las que destacan: Los de abajo, de Mariano Azuela, reflejo del desorden y la anarquía que vivieron como consecuencia de la Revolución. 

♦ Novelas indigenistas. Como Raza de bronce, de Alcides Arguedas, en la que se denuncia la explotación y la esclavitud del indio; El mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegría, la cual destaca la lucha entre el indio y el blanco, quien está apoyado por el ejército y el tirano; y Huasipungo, de Jorge Icaza, en la que el indio es explotado por su falta de cultura. 

♦ Novelas gauchescas. Cuya obra más importante es: Don Segundo Sombra, de Ricardo Guiraldes, en la que se idealiza y se exalta la figura del gaucho. 

♦ Novelas regionalistas o novelas de la tierra. Como Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, que representa el enfrentamiento entre la barbarie y la civilización; y La vorágine, de José Eustasio Rivera, con el tema de la lucha entre el hombre y su entorno, en este caso la selva. 

Autores representativos del realismo en el mundo:

En Francia: 

♦ Henri Beyle “Stendhal" con: La cartuja de Parma y Rojo y negro 
♦ Honoré de Balzac con: La piel de zapa, Eugenia Grandet y Papa Goriot 
♦ Gustave Flaubert con: Bouvard y Pécuchet, La educación sentimental y Madame Bovary 

En Inglaterra: 

♦ Charles Dickens con: Cuento de navidad, Oliver Twist y David Copperfield 
♦ William Thackeray con: La feria de vanidades 

En Italia: 

♦ Antonio Fogazzaro con su trilogía: Pequeño mundo antiguo, Pequeño mundo moderno y El santo 
♦ Edmundo D 'Amicis con: Corazón: diario de un niño

En Rusia: 

♦ Iván Turgueniev con: Relatos de un cazador, Rudin, Padres e hijos y Nido de hidalgos 
♦ Fiodor Dostoievski con: Los hermanos Karamazov, La casa de los muertos, Humillados y ofendí- dos, Crimen y castigo, El idiota y noches blancas en San Petersburgo 
♦ León Tolstoi con: La guerra y la paz, Los cosacos, Iván el imbécil, La felicidad conyugal, Ana Karenina y Resurrección

En Estados Unidos: 

♦ Samuel Langhorne Clemens “Mark Twain”: Las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn 

En Noruega: 

♦ Henrik Ibsen con: Brand y Peer Gynt, Casa de muñecas, El pato salvaje y Espectros 

En España: 

♦ Juan Valera con: Juanita la Larga, Genio y figura y Pepita Jiménez 
♦ José María de Pereda con: Sutileza, El sabor de la tierruca y Peñas arriba 
♦ Benito Pérez Galdós: en novela, Fortunata y Jacinta, El amigo manso, Doña Perfecta, La de Bringas, La fontana de oro, Miau, Misericordia y Tormento; en teatro, Electra, Realidad y La loca de la casa y en episodios nacionales, jyafalgar, Gerona y La batalla de losArapiles 
♦ Emilia Pardo Bazán con: Un viaje de novios, La tribuna y Los pasos de Ulloa 
♦ Leopoldo “Alas” Clarín con: Pipa, Su único hijo, Cuentos morales y La Regenta 

En México: 

♦ José López Portillo y Rojas con: La Parcela 
♦ Emilio Rabasa con: La bola, La gran ciencia, El cuarto poder, La guerra de tres años y Moneda falsa 
♦ Ángel del Campo “Micros” con: Cosas vistas, Ocios y apuntes y La rumba 
♦ Federico Gamboa con: Del natural, Apariencias, Suprema ley y Santa, en narrativa; La última campaña y Entre hermanos, en teatro y Mi diario e Impresiones y recuerdos, en memorias 

El propósito del escritor realista fue social y/o moral, de esta orientación se derivó el naturalismo y el costumbrismo.

El naturalismo. Buscó reflejar el mundo exterior y la objetividad del autor, es la expresión más cruda del realismo. Émile Zola es el iniciador de esta tendencia con la serie de novelas tituladas Los Rougon-Macquar

El costumbrismo. Buscó mostrar de manera fiel las costumbres, tradiciones y usos propios de la gente, Manuel Payno en Los bandidos de Río Frío, describe el México de la época. 

6.- Modernismo y la generación del 98





En 1898 surgió en España un grupo de escritores que buscó enfrentar los problemas que se vivían utilizando para ello sus escritos. Enfrentar el fin del imperio colonial en América, así como el levantamiento de Cuba y Filipinas, los llevó a exaltar el espíritu patriótico en sus versos

De esta forma, autores como: Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín, Ramón María del Valle-Inclán, Ramón Pérez de Ayala, José Ortega y Gasset y Antonio Machado, entre otros, se incorporaron al grupo de la generación del 98, todos estos autores nacen entre 1864 y 1875.

La inspiración para los autores surgió de la literatura, con autores como Berceo, Manrique, Cervantes o Quevedo; en la historia, donde la patria y las raíces a la tierra animan para seguir luchando y, finalmente, en el paisaje, Castilla es un ejemplo de la forma de vida española.

Sirvan como ejemplo de esta generación los siguientes versos: 



7.- Vanguardias poéticas del siglo XX 

Durante el siglo xix surgieron cuatro tendencias poéticas que serían el antecedente de las vanguardias poéticas del siglo xx, estas son:

Simbolismo. Surgió en Francia en el año de 1876, estaban contra la propuesta hecha por los parnasianos; a este grupo pertenecieron: Arthur Rimbaud, Paul Verlaine y Stephane Mallarmé. Buscaban una lengua pura con una verificación especial, expresar ideas no era la prioridad, por ello su poesía es particular. 



Parnasianismo. Surge al finalizar el Imperio de Francia, toman su nombre de la revista “El parnaso contemporáneo” ahí se publicaron una selección de poemas escritos por este grupo de artistas, al cual pertenecían Teófilo Gautier, Leconte de Lisie y Charles Baudelaire.

Sin una ideología bien definida los mantenían unidos sus gustos y actitudes. Alejados del romanticismo los parnasianos buscaban encontrar fuera de sí mismos la inspiración, en palabras de Gautier: “Exigir sentimiento a la poesía no es nada. Frases centelleantes, frases llenas de brillo luminoso, llenas de ritmo y de música eso es la poesía; es la poesía del arte por el arte”

Para Baudelaire: “La poesía no tiene más objetivos que sí misma; la poesía no se puede asimilar, bajo pena de muerte, a la ciencia ni a la moral. Ese admirable e inmortal instinto de lo bello es lo que nos hace considerar la tierra y sus espectáculos como un avance, como una correspondencia del cielo. La pasión es algo natural, demasiado natural incluso, que introduce un tono hiriente, que desafina en el dominio de la pura belleza, demasiado familiar y violenta para no escandalizar a los deseos puros que habitan en las regiones sobrenaturales de la poesía”


Esteticismo. Buscó proponer estilos literarios siguiendo las leyes de la belleza, por ello cada poeta desarrolló su ideal estético. Aunque hay que aclarar que hablan de la belleza llegando a la exquisitez. Gabriel D’Annunzio es el máximo exponente de esta tendencia poética.  


Modernismo. Corriente poética hispanoamericana iniciada por el nicaragüense Rubén Darío. Esta escuela se caracterizó por el gusto de lo exótico, la cultura en Grecia, Francia y Asia. 

En México, Manuel Gutiérrez Nájera es su representante, con él otros autores como el colombiano José Asunción Silva, autor del poema Nocturno.


8.- Vanguardias literarias del siglo xx 


El inicio del siglo xx trajo consigo un grupo de poetas entusiastas, quienes cansados de las tendencias literarias tradicionales buscaron nuevas formas de expresión entre los años de 1906 y 1939.

La palabra vanguardia proviene del francés avantgarde.

Las vanguardias se opusieron a las ideas conservadoras, esta tendencia quedó plasmada en los manifiestos que fueron publicados por los escritores representantes de esta época.

Los temas y métricas fueron variados, los más significativos en América fueron: futurismo, dadaísmo, surrealismo, estridentismo y los contemporáneos.

Futurismo. Filippo Tommaso Marinetti, poeta italiano, es el creador de esta vanguardia; publicó el Manifiesto futurista en 1909, y fue un crítico del arte italiano de su época.

El futurismo se caracterizó por exaltar los avances técnicos y la civilización mecánica. Este espíritu queda demostrado en la frase: “un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia”.

Los temas: velocidad, máquinas y aviones estuvieron presentes.


Dadaísmo. Tristán Tzara, poeta rumano, es el creador de esta vanguardia, la palabra dada puede ser traducida como el balbuceo de un bebé, o bien, como “caballo de juguete” Surgió en 1916 en la ciudad de Zurcí.

El dadaísmo fue absurdo, destructivo, ilógico, buscó desafiar la capacidad racional del hombre y un grito de protesta a la guerra. 
Otros poetas que pertenecieron a este movimiento son: André Bretón, Paul Eluard y Louis Aragón, quienes tiempo después fundaron el surrealismo. 



Surrealismo. André Bretón, junto con otros poetas, publicó en 1924 El manifiesto surrealista. Su objetivo fue llegar al último sentido de la realidad, explorar el pensamiento del hombre cuando la razón está ausente, desligándose de toda preocupación moral o estética.

Bretón buscó incorporar a sus trabajos los conceptos de Freud sobre el inconsciente y los sueños. A este movimiento se incorporaron Luis Buñuel (cineasta) y Salvador Dalí (pintor).



Estridentismo. Manuel Maples Arce, poeta mexicano, es el creador del estridentismo; publicó el Manifiesto Actual Núm. 1 en 1921 en la ciudad de Puebla. Esta vanguardia tiene sus raíces en el futurismo y dadaísmo, esta admiración hace que los estridentistas escriban lemas como: “Que viva el mole de guajolote” “Muera el cura Hidalgo”, “Chopin a la silla eléctrica”, etcétera. 

Otros estridentistas son: Maples Arce, quien publicó Andamios interiores, y Urbe; posteriormente se incorporó Arqueles Vela, autor de la novela La señorita etcétera. Germán List Arzubide, Luis Quintanilla y Salvador Gallardo editaron las revistas: Horizonte e irradiador.

imagen de M. Maples Arce 

Contemporáneos. En 1919 se inició este grupo fundado por Jaime Torres Bodet y Bernardo Ortiz de Montellano, los escritores que pertenecieron a los Contemporá­ neos se caracterizaron por su interés en la literatura, las letras francesas, la cultura y la poesía española. 

A esta vanguardia pertenecieron: José Gorostiza, Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia y Salvador Novo.

Los contemporáneos no se limitaron a las obras poéticas, también en el teatro manifestaron su influencia con obras como: Invitación a la muerte, La hiedra, La mujer legítima y el yerra candente, todas de Xavier Villaurrutia.


9.- Literatura contemporánea


Los cambios que hemos experimentado en la actualidad, como guerras mundiales, la conquista del espacio, la Guerra Fría (las guerras de Vietnam, Corea, Afganistán, Irak, árabe-israelí), la opresión del colonialismo de Estados Unidos, han influido en la literatura. Establecer una clasificación de la literatura contemporánea es muy complicado, porque lo que ahora nos pareciera importante, tal vez dentro de un siglo no lo sea; por lo que sólo estableceremos una visión general.

La narrativa de carácter regional tuvo en el argentino Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra (1926), la culminación de la novela de gauchos; al colombiano José Eustasio Rivera creador de La vorágine (1924), de la novela de la jungla, y al venezolano Rómulo Gallegos Freire, autor de Doña Bárbara (1929), de la novela de las planicies. La Revolución mexicana inspiró un género propio: “la literatura de la Revolución mexicana”, que inauguró Mariano Azuela, autor de las novelas Andrés Pérez Maderista (1911) y Los de abajo (1915), y a Gregorio López, quien escribió El indio (1935). La situación de los indígenas atrajo el interés de numerosos escritores mexicanos, guatemaltecos y andinos, como el boliviano Alcides Arguedas, quien trató el problema en Raza de bronce (1919), y el peruano Ciro Alegría, autor de El mundo es ancho y ajeno (1941), mientras que el diplomático guatemalteco Miguel Ángel Asturias, quien recibió en 1966 el Premio Lenin de la Paz y en 1967 el Premio Nobel de Literatura, se reveló como un excelente autor de sátiras políticas en su obra El señor presidente (1946). 

En Chile, Eduardo Barrios se especializó en novelas psicológicas como El hermano asno (1922), y Manuel Rojas se alejó de la novela urbana para cultivar una especie de existencialismo en Hijo de ladrón (1951). Otros escritores, entre los que se cuenta María Luisa Bombal, autora de la novela La última niebla (1934), cultivaron el género fantástico.

En Argentina, Manuel Gálvez escribió una novela psicológica moderna acerca de la vida urbana, Hombres en soledad (1938). En este país, así como en Uruguay, se desarrolló una rica corriente narrativa donde se hacía gran énfasis tanto en los aspectos psicológicos como fantásticos de la realidad. Así, el argentino Macedonio Fernández abordó el absurdo en Continuación de la nada (1944), mientras que Leopoldo Marechal escribió una novela simbolista, Adán Buenosayres (1948), y Ernesto Sábato una novela existencial, El túnel (1948). Por otro lado, Jorge Luis Borges fue en sus comienzos un poeta ultraísta y, más tarde, se convirtió en el escritor más importante de la Argentina moderna, especializado en la creación de cuentos (Ficciones, 1944), traducidos a numerosos idiomas. Colaboró en varias ocasiones con Adolfo Bioy Casares y despertó el interés por la novela policíaca complicada y por la literatura fantástica. Bioy Casares fue pionero en el terreno de la novela de ciencia ficción con La invención de Morel (1940), y el uruguayo Enrique Amorim inauguró la novela policíaca larga con El asesino desvelado (1945). Otro de los escritores que obtuvieron inmediato reconocimiento internacional por su brillantez y originalidad fue el argentino Julio Cortázar, en especial debido a su antinovela experimental Rayuela (1963). Entre los autores uruguayos centrados en la novela psicológica urbana se encuentran Juan Carlos Onetti con El astillero (1960) y Mario Benedetti con La tregua (1960).

La nueva novela mexicana evolucionó a partir del crudo realismo como consecuencia de la influencia de escritores como James Joyce, Virginia Wóolf, Aldous Huxley y, especialmente, John Dos Passos y William Faulkner. Con un escenario y una trama de carácter local, a la que añadieron nuevas dimensiones psicológicas y mágicas, José Revueltas escribió El luto humano (1943) y Agustín Yáñez Al filo del agua (1947). Juan Rulfo escribió en un estilo similar su Pedro Páramo (1955), mientras que Carlos Fuentes, en La región más transparente (1958), alterna lo puramente fantástico y psicológico con lo regional, y Juan José Arreóla, autor de Confabulario (1952), destaca por sus fantasías breves de carácter alegórico y simbólico. Otros novelistas han experimentado con técnicas multidimensionales, como, por ejemplo, Vicente Leñero, creador de la novela Los albañiles, que ganó el Premio Biblioteca Breve en 1963 y que el autor convirtió en pieza dramática en 1970, y Salvador Elizondo, quien escribió Farabeuf( 1965). 

Entre los restantes novelistas latinoamericanos que han escrito en español y han conseguido reconocimiento internacional, el antiguo regionalismo ha sido superado por nuevas técnicas, estilos y perspectivas extremadamente variadas. La etiqueta estilística de realismo mágico se puede aplicar a muchos de los más destacados narradores, aquellos capaces de descubrir el misterio que se esconde tras los acontecimientos de la vida cotidiana. El novelista cubano Alejo Carpentier añadió una nueva dimensión mitológica a la novela ambientada en la jungla en Los pasos perdidos (1953), al tiempo que su compatriota José Lezama Lima consiguió crear en Paradiso (1966) un denso mundo mitológico de complejidad neobarroca. Por otro lado, el peruano Mario Vargas Llosa descubrió a sus lectores variadas perspectivas escondidas en el aparentemente cerrado mundo de una academia militar en La ciudad y los perros, novela que consiguió en 1962 el Premio Biblioteca Breve y que fue una de las que inauguró el boom de la literatura latinoamericana, mientras que el colombiano Gabriel García Márquez, galardonado con el Premio Nobel en 1982, se dio a conocer internacionalmente con su novela Cien años de soledad (1967),Entre los restantes novelistas latinoamericanos que han escrito en español y han conseguido reconocimiento internacional, el antiguo regionalismo ha sido superado por nuevas técnicas, estilos y perspectivas extremadamente variadas. La etiqueta estilística de realismo mágico se puede aplicar a muchos de los más destacados narradores, aquellos capaces de descubrir el misterio que se esconde tras los acontecimientos de la vida cotidiana. El novelista cubano Alejo Carpentier añadió una nueva dimensión mitológica a la novela ambientada en la jungla en Los pasos perdidos (1953), al tiempo que su compatriota José Lezama Lima consiguió crear en Paradiso (1966) un denso mundo mitológico de complejidad neobarroca. Por otro lado, el peruano Mario Vargas Llosa descubrió a sus lectores variadas perspectivas escondidas en el aparentemente cerrado mundo de una academia militar en La ciudad y los perros, novela que consiguió en 1962 el Premio Biblioteca Breve y que fue una de las que inauguró el boom de la literatura latinoamericana, mientras que el colombiano Gabriel García Márquez, galardonado con el Premio Nobel en 1982, se dio a conocer internacionalmente con su novela Cien años de soledad (1967), en la que, a través de una mágica e intemporal unidad, logró trascender el ámbito puramente local en el que se desarrolla la trama narrativa. Con la obra de estos escritores, la novela latinoamericana escrita en español no sólo alcanzó su mayoría de edad, sino que parece estar atrayendo la atención de un público internacional cada vez más numeroso.

Autores representativos latinoamericanos

♦ Miguel Ángel Asturias (Guatemala) con: El señor presidente, Hombres de maíz, Torotumbo y Mulata de tal 
♦ Jorge Luis Borges (Argentina) con: Inquisiciones, El jardín de los senderos que se bifurcan, Ficciones y El Aleph 
♦ Alejo Carpentier (Cuba) con: El reino de este mundo, Los pasos perdidos, Guerra del tiempo, El siglo de las luces y La consagración de la primavera 
♦ Juan Carlos Onetti (Uruguay) con: Tierra de nadie, La vida breve, El astillero, Juntacadáveres y dejemos hablar al viento 
♦ Julio Cortázar (Argentina) con: Bestiario, Historias de cronopios y defam as, Rayuela, Los premios y Queremos tanto a Glenda 
♦ José Donoso Pareja (Chile) con: Tres novelitas burguesas, Coronación, El lugar sin límites, El obsceno pájaro de la noche y Casa de campo 
♦ Gabriel García Márquez (Colombia) con: Isabel viendo llover en Macondo, El coronel no tiene quien le escriba, Los funerales de la M amá grande, Cien años de soledad, El otoño del patriarca y El general en su laberinto. 
♦ Guillermo Carrera Infante (Cuba) con: La Habana para un infante difunto, Tres tristes tigres y Así en la paz como en la guerra 
♦ Mario Vargas Llosa (Perú) con: La ciudad y los perros, La casa verde, Conversación en la Catedral, Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor y Elogio de la madrastra 

Autores representativos mexicanos

♦ Agustín Yáñez con: Alfilo del agua, La creación, La tierra pródiga y Las tierras flacas 
♦ José Revueltas con: Los muros de agua, El luto humano, Los errores y El apando 
♦ Juan Rulfo con: El llano en llamas y Pedro Páramo 
♦ Carlos Fuentes con: La región más transparente, Aura, Las buenas conciencias, La muerte de Artemio Cruz, Terra nostra y Cristóbal nonato 
♦ Juan García Ponce con: Imagen primera, Figura de paja, La cabaña, Crónica de la intervención y De ánima 
♦ José Agustín con: La tumba, De perfil, El rey se acerca a su templo, Ciudades abiertas y Cerca del juego  


10.- Literatura moderna latinoamericana

La Revolución mexicana, iniciada en 1910, coincidió con un nuevo interés de los escritores latinoamericanos por sus características distintivas y problemas sociales. A partir de aquí, los autores de América Latina comenzaron a tratar temas universales y, a lo largo de los años, han llegado a producir un impresionante cuerpo literario que ha despertado la admiración internacional.

Poesía  

En la poesía, numerosos autores reflejaron en su obra las corrientes que clamaban por una renovación radical del arte, tanto europeas —cubismo, expresionismo, surrealismo— como españolas, entre la cuales se contaba el ultraísmo, denominación que recibió un grupo de movimientos literarios de carácter experimental que se desarrollaron en España a comienzos del siglo. En ese ambiente, el chileno Vicente Huidobro fundó el creacionismo, que concebía al poema como una creación autónoma, independiente de la realidad cotidiana exterior; el también chileno Pablo Neruda, quien recibió el Premio Nobel de Literatura en 1971, escribió, a lo largo de su producción, un gran número de temas, cultivó varios estilos poéticos diferentes e incluso pasó por una fase de comprometida militancia política; y el poeta colombiano Germán Pardo García alcanzó un alto grado de humanidad en su poesía, que tuvo su punto culminante en Akróteras (1968), un poema escrito con ocasión de los Juegos Olímpicos de México 1968. Por otro lado, surgió en el Caribe un importante grupo de poetas, entre los que se encontraba el cubano Nicolás Guillén, quienes se inspiraron en los ritmos y el folclore de los pueblos negros de la zona.



La chilena Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura (1945) otorgado por primera vez a las letras latinoamericanas, cuyo nombre verdadero fue Lucila Godoy, creó una poesía especialmente interesante por su calidez y emotividad

Mientras que en México el grupo de los contemporáneos, que reunía a poetas como Jaime Torres Bodet, José Gorostiza y Carlos Pellicer, se centró esencialmente en la introspección y en temas como el amor, la soledad y la muerte. Otro mexicano, el Premio Nobel de Literatura de 1990, Octavio Paz, cuyos poemas metafísicos y eróticos reflejan una clara influencia de la poesía surrealista francesa, está considerado como uno de los más destacados escritores latinoamericanos de posguerra, y ha cultivado también la crítica literaria y política.

Autores representativos

♦ Pablo Neruda (chileno) con: Veinte poem as de amor y una canción desesperada, Tentativa del hombre infinito, Residencia en la tierra, Odas elementales y Canto general 
♦ José Lezama Lima (cubano) con: Muerte de Narciso y Enemigo rumor 
♦ Octavio Paz (mexicano) con: La estación violenta, Piedra de sol, Libertad bajo palabra y Vuelta 
♦ Efraín Huerta (mexicano) con: Absoluto amor, Los hombres del alba, La raíz amarga y El Tajín 
♦ Otros autores: en México: Alí Chumacero, Guadalupe Amor, Rubén Bonifaz Ñuño, Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Marco Antonio Montes de Oca, José Emilio Pacheco, Homero Aridjis y Alberto Blanco. En otros países: Pablo Antonio Cuadra (Nicaragua), Nicanor Parra (Chile), Raúl Leiva (Guatemala), César Fernández Moreno (Argentina), Cintio Vitier (Cuba), Alvaro Mutis (Colombia), Ernesto Cardenal (Nicaragua), Guillermo Sucre (Venezuela) y César Calvo (Perú). 

Teatro

El teatro latinoamericano continuó su proceso de maduración, en especial en la ciudad de México y Buenos Aires, se convirtió en un importante vehículo cultural, viviendo un periodo de afianzamiento en otros países como Chile, Puerto Rico y Perú. En México pasó por una completa renovación experimental, representada por el Teatro de Ulises (que comenzó en 1928) y el Teatro de orientación (en 1932), activados por Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y Celestino Gorostiza, que culminaría con la obra de Rodolfo Usigli y continuaría con la de un nuevo grupo de dramaturgos, Emilio Carballido a la cabeza. Por otro lado, entre los más destacados autores de teatro argentinos se encuentra Conrado Nalé Roxlo.

Autores representativos

♦ En México: Elena Garro (Un hogar sólido y La señora en su balcón), Carlos Solórzano (Las manos de Dios y Los falsos demonios), Sergio Magaña (Los signos del zodiaco), Emilio Carballido (Rosalía y los llaveros y El relojero de Córdoba), Luisa Josefina Hernández (Los frutos caídos), Héctor Azar (La apassionata y Olímpica), Vicente Leñero (La mudanza y La visita del ángel) y Víctor Hugo Rascón Banda (Armas blancas). 

♦ En otros países: Francisco Arribi (Puerto Rico, El diablo se humaniza), Ornar del Cario (Argentina, Proserpina y el extranjero), Sebastián Salazar Bondy (Perú, No hay isla feliz), Luis Alberto Heiremans (Chile, La jaula en el árbol), Osvaldo Dragún (Argentina, La peste viene de Melos) y Mauricio RosencofF (Uruguay, Las ramas). 

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